Mi vida a veces parece una
novela, y como siempre escribir es recordar intensamente lo vivido.
Creo que la
mayoría de latinoaméricanos y latinoamericanas tenemos un sueño,
conocer al país de los mariachis, rancheras y tequila, el país que con su
revolución y sus míticos personajes ha acompañado a través de diversas
expresiones artísticas y sus transformaciones la vida de millones en
Latinoamérica.
No sé, me parece absurdo
el "sueño américano" cuando en nuestra Latinoamérica tenemos nuestras
propias ensoñaciones, nuestro "realismo mágico"... que no es
sueño: es pura realidad.
Encuentro mucho de ese realismo
mágico en México lindo y querido... y en Colombia tierra querida...
El realismo mágico mexicano
está lleno de colorido, música, danza, pintura, arquitectura,
arte, artesanías, gastronomía, historia, cultura, arqueología,
antropología, inteligencia y humor.
Como siempre llegan a nuestros
países, sólo las noticias violentas y sangrientas, nunca nos cuentan que
en México hay muchísima gente amable, cálida y pacífica,
una gente de lo más buena gente, que le gusta la educación, la cultura,
el arte, la música, la alegría y la fiesta y sobre todo compartir con
afecto y cariño con su familia, amigos. La gente mexicana es excelente
anfitriona, reciben y tratan a gente de otras tierras lejanas y
cercanas como de toda la vida.
Me impactó muchísimo el fuerte
sentido de pertenencia, la conciencia de la dualidad del ser
mexicano: indígena y español, el conocimiento, conservación,
recuperación y difusión de su historia.
Caminando muchísimo por
Puebla de los Ángeles y recorriendo ese fascinante Ombligo de la Luna que es Ciudad
de México, volví a sentir lo que sentí en Perú, que nuestra Latinoamérica tiene
una riqueza enorme y mucho por ofrecer al mundo y por lo tanto la debemos
cuidar y preservar y que también tenemos mucho que aprender de nuestra
propia cultura que desconocemos en proporciones alarmantes.
Sintiendo este sentido enorme
de pertenencia y respeto, pensaba en el Centro Histórico de Bogotá y me
preguntaba donde está la referencia a la fundación, fechas de construcción,
quien las construyó, en que época y a que estilo pertenecen las iglesias,
palacios, edificios históricos, monumentos y la documentación y catalogación de
lo que significa por ejemplo un barrio histórico y tradicional como La
Candelaria, los parques de los municipios anexos a título de ejemplo como
Usaquén, Usme y Fontibón. Quien nos cuenta cuáles son las obras, quien y cuando
las realizó, que reposan por ejemplo en las iglesias de Bogotá, que son un
auténtico tesoro, me pregunto ¿Qué sabemos de las ciudades de Colombia y de
cada uno de sus pueblitos? Menos de cinco minutos que nos muestra un Banco por
un noticiero nacional al mediodía.
Cuando regreso de cada viaje,
veo con nuevos ojos la belleza de esta ciudad que alguna vez me pareció fea y
gris y redescubro a cada paso cosas nuevas y maravillosas que antes no
había visto y que reafirman el porque Bogotá es la Ciudad de las Estrellas.
Ayer veía en el noticiero que
un señor está por medio de procesos acaparando las casas de La Candelaria no sé
si de manera legal o ilegal, quisiera saber para que quiere las casas, ¿Las va
a tumbar? ¿Las va a vender para construir edificios? Las casas de La Candelaria
son patrimonio de Bogotá, de Colombia y de la Humanidad, ya dejemos de tumbar
de manera indolente y cuidemos y preservemos lo que es de toda la ciudad.
Hoy pasé por una bellísima casa
antigüa y repúblicana de mi barrio, la admiraba todos los días y ahora
encuentro que parte de su fachada ha sido destruida y transformada en una
horrorosa fachada de taller, quien protesta, quien dice nada, tienen que pedir
permiso a la Curaduría, una casa así no puede ser tocada su fachada, cada día
perdemos tesoros en nuestra Bogotá.
Me pregunto si se puede
construir en Bogotá un edificio tan alto, tan alto que sólo él tenga la
vista de Monserrate y le quite la vista a toda la ciudad, me pregunto, ¿La
vista de Monserrate y Guadalupe y de cielo roto acaso no hacen parte del
patrimonio material e inmaterial de la ciudad? ¿Nuestras hermosas montañas sólo
son para la gente de los altos estratos, una minoría, y acaso su belleza esta
vedada para toda la ciudad?
En fin este viaje por
México ha sido un tomar conciencia de nuestra riqueza latinoamericana y
del cuidar, querer, difundir y preservar nuestro patrimonio material e
inmaterial, y también tomar conciencia de nuestra ignorancia y falta de sentido
de pertenencia y aunque los medios masivos de comunicación sólo
se enfoquen en el aspecto violento, que no es el todo de una cultura y un
pueblo, la verdad es que tenemos mucho que aprender de México y su
gente, que lección de historia y cultura son Puebla de los Ángeles y
Ciudad de México, y sí, espero volver de nuevo a México lindo y querido...
Le pido a Dios, a la
Virgen de Guadalupe y al Señor de las Maravillas con fe y devoción
que bendiga muchísimo a la querida gente de la tierra mexicana
porque se merecen lo mejor.
A Dios, a los ángeles de
Puebla, a los ángeles del DF, esos ángeles que Dios pone en la tierra y
que en México son: la querida y amable gente mexicana: muy
agradecida, muy agradecida, muy agradecida...