Sagrado Corazón de Jesús

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
¡Detente!

Sagrado Corazón de Jesús,
Mi dulce amigo
cuatro cosas hoy te pido
con mucha necesidad.


Paciencia, Fuerza, Valor y
Temperamento sereno
para poder resolver
las cosas con santa calma.


Y así tener el alma
en perfecta tranquilidad.


Esto tengo que pedirte
oh mi Jesús adorado
en este día consagrado
para adorarte y servirte
por siempre.


Amén.

DIVINA MISERICORDIA


Toda alma que cree y tiene confianza en mi misericordia, la obtendrá.
La última tabla de salvación es recurrir a mi misericordia.
Yo soy el amor mismo y la misma misericordia.
Las almas que veneran mi misericordia resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. 
Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. 
Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
A las almas que propagan la devoción a mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su hijo recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellos Juez, sino Salvador misericordioso.
Que no tema acercarse a mí el alma débil, pecadora, y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo desaparecerá en el abismo de mi misericordia.
No puedo castigar aun al pecador más grande si él suplica mi compasión, sino que lo justifico en mi 
insondable e impenetrable misericordia.
Quien no quiere pasar por la puerta de mi misericordia, 
tiene que pasar por la puerta de mi justicia.

Nuestro Señor Jesucristo se lo dijo a Santa Faustina


MAGNIFICAT

1. Glorifica mi alma al Señor.
2. Y se regocija mi espíritu en Dios Salvador Mío.
3. Porque miró la pequeñez de su Sierva:  

por tanto, me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
4. Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso:  

y su Nombre es santo.
5. Y Su misericordia se extiende de generación en generación a los que le temen.
6. Hizo prodigios con su brazo, 

desbarató los proyectos de los soberbios.
7. Destronó a los poderosos,

y exaltó a los humildes.
8. A los hambrientos llenó de bienes, 

y dejó vacíos a los ricos.
9. Recibió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
10. Según lo que había prometido a nuestros Padres, Abraham y su descendencia para siempre.



DULZURA DE LOS ÁNGELES

(de la liturgia bizantina)



Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,  abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.

María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.


Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. 
Manda a tus siervos el socorro del cielo.
Amén.


ORACIÓN DE SELLO 
CON LA SANGRE DE CRISTO 

En el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo 
y de Dios Espíritu Santo. Amén.

Sello y protejo con el poder de la sangre de Jesucristo el Señor, mi consciente, inconsciente, subconsciente; mi razón, mi corazón, mis sentimientos, emociones, mis sentidos, mi ser físico, mi ser biológico, mi ser psicológico, mi ser material, mi ser espiritual. 

Todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que puedo, todo lo que sé y todo lo que amo.

Queda sellado y protegido con el poder de la Sangre de Jesucristo, el Señor.

Sello mi presente, mi pasado y mi futuro.

Sello mis planes, proyectos, sueños, ilusiones, viajes y salud perfecta.
Sello y protejo todo mi ser, mi familia, mis relaciones, mis posesiones, mi árbol genealógico. Todo queda sellado y protegido con el poder de la Sangre de Jesucristo, el Señor, para que nada ni nadie pueda provocarme ningún daño.

Me escondo en la llaga del costado herido de Jesús.

Me escondo en el corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María. 

Amén, Amén, Amén.

SEÑOR HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU VOLUNTAD


Señor, hágase en mí y en todas mis cosas Tu santísima voluntad en tiempo y eternidad.


Te suplico que ilustres mi entendimiento, abrases mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.

Socórreme, Señor con tu gracia para vencer: 

la soberbia con la humildad,
la avaricia con la generosidad,
la pereza con la diligencia,
la lujuria con la mortificación,
la envidia con la caridad,
la ira con la paciencia,
la gula con la abstinencia,
la tibieza con el fervor;
y todas mis inclinaciones y afectos desordenados
 con tu santo temor y amor.
Amén


BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. 
A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. 
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén. 

ORACIÓN A 

MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES


Oh augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles, pues habéis recibido de Dios el Poder y la Misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal, 
dignaos escuchar benigna, las súplicas que humildemente os dirigimos, 
enviad las Santas Legiones, para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, dondequiera repriman su audacia, y los persigan hasta precipitarlos al abismo. 
¿Quién como Dios? Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos, 
oh Buena y Tierna Madre, vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. 
Oh Divina Madre, enviad los Santos Ángeles para defendernos, y rechazar lejos al demonio, 
nuestro mortal enemigo. 
Amén. 

ORACIÓN DE SANACIÓN Y LIBERACIÓN



“En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, invoco a todos los Ángeles y a los Santos. 

Me dirijo a ti bendita Virgen María Madre Santísima, Reina de toda la Creación. 

Te pido tu bendición, tu protección y tu intercesión. 

Invoco la protección y ayuda de San Miguel, el Arcángel líder de los Ejércitos Celestiales; de todos los Arcángeles y Ángeles. 

Me uno a la alabanza, adoración y gloria dada a nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Invoco en el Nombre de Jesús la bendición, protección, y ayuda de todos los Patriarcas, los Profetas, los Confesores, y las vírgenes y mártires; los discípulos de Jesús, los Apóstoles y de todos los Santos que han existido y que existen.

En el Nombre de Jesús entro en comunión con la Santa Iglesia de Cristo. 

Ratifico mi fe en el Santo Nombre de Jesús y en Su Preciosa Sangre. 

En el Nombre de Jesús renuncio al pecado, renuncio a Satanás y a sus trabajos de maldad; me entrego totalmente a Jesucristo para la Gloria de Dios. 

Dios Padre Todopoderoso Creador de los Cielos y de la Tierra, de todo lo visible e invisible.

Padre amadísimo: en unión con la Virgen María, los Ángeles y los Santos te hablo humildemente en el Nombre de Jesús; te exalto y te magnifico por tu grandeza inigualable; te alabo por todas tus perfecciones y atributos.

Te adoro y te doy gracias por el regalo de mi vida; por permitirme estar en tu Presencia Santa.

Padre amado conoces mi intención; sabes que somos oprimidos por aquellos espíritus rebeldes que nos incitan al pecado y que nos hacen estar lejos de ti.

Señor, yo he pecado por mi propio deseo, y te confieso mi culpa, por favor borra las huellas de mi pecado y acepta mi Oración en el Santo Nombre de Jesús. 

Señor Dios Todopoderoso en el Nombre de Jesús te pido mi liberación y la liberación de todos los que sienten la influencia del Maligno en sus vidas. 

En el Santo Nombre de Jesús cúbreme con su Preciosa Sangre, libérame Señor y libera a este pueblo, libera a este pueblo que escucha esta Oración. 

Señor Dios supremo Rey del universo, Padre de todos los espíritus ¡te alabo y te doy gracias por haberme enseñado la grandeza del Santo Nombre de tu Hijo Jesús! 

Me arrodillo en unión con toda rodilla en el Cielo, en la Tierra y debajo de la Tierra y confieso con toda lengua que Jesús es el Señor para tu Gloria oh Dios Omnipotente. 

Padre amado, te exalto y te alabo por tu generosidad con la raza humana, por aceptar el Sacrificio de tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo, en reparación de todos nuestros pecados. 

Por permitir que la Preciosa Sangre de Cristo lave nuestras almas, y nos purifique de nuevo en tu Santa Imagen. 

Bendito seas Dios Padre Misericordioso, que nos has enviado a tu Hijo para que a través de su Preciosa Sangre podamos ser salvados del pecado y liberados de nuestro Enemigo el Demonio. 

Padre amado, por el Poder del Santo Nombre de Jesús y de su Preciosa Sangre libérame Señor de todo espíritu maligno que tenga influencia sobre mi, desátame Señor de las cadenas que me unen a la maldad ¡libérame Señor y libera a este pueblo!, libera a todos los que están escuchando esta Oración. 

Separa al Enemigo de mi vida y arrójalo fuera de mí, expúlsalo Señor en el Santo Nombre de Jesús. 

Cúbreme con tu Preciosa Sangre, y libera Señor a tu pueblo, libera a tus hijos. 

Dios Padre Todopoderoso: en el Santo Nombre de Jesús te pido que gane esta batalla, tengo fe en tu Poder, alabo tu Majestad y exalto tu Autoridad. 

Exalto tu Autoridad sobre el Enemigo; confío totalmente en que tú estás haciendo este trabajo para mi salvación y la salvación de aquellos por quienes rezo. 

Libera Señor, suspende para siempre la opresión del Maligno; establece tu dominio, ahuyenta con tu Preciosa Sangre a todos tus enemigos ¡revela tu Gloria! 

Cristo ha vencido al Demonio en la Cruz ¡saca al enemigo fuera de mi vida para tu honor y gloria! 

En el Santo Nombre de Jesús cúbreme con tu Preciosa Sangre Jesús, libera a tu pueblo ¡libéralo Señor!

Señor Jesús, me arrepiento de todos los pecados que he cometido a lo largo de mi vida y te pido perdón. 

Señor pasa por toda mi vida desde el momento de mi concepción, y sáname del amor que me pudo haber faltado ¡lléname de tu amor! bendice a mis padres antes de mi nacimiento, y bendice los padres de los que están escuchando esta Oración; borra cualquier lujuria que haya habido en ellos y purifícalos con tu Preciosa Sangre. 

Oh Dios Omnipotente que LO PUEDES TODO, bendice nuestra niñez, bendice nuestra vida desde nuestros comienzos, bendice nuestra juventud, bendice a lo largo de toda mi vida y hazte presente con autoridad para librarme de cualquier influencia diabólica que me haya perturbado o que aún esté presente en mi vida. 

Bendice y libera a estos que están oyendo esta Oración.

Limpia nuestras almas para que quedemos blancos como la nieve; Señor Jesús libérame de cualquier resentimiento que lleve en mi corazón contra cualquier miembro de mi familia, cualquier persona que yo haya conocido a lo largo de mi vida, en tu Santo Nombre cubre con tu Preciosa Sangre, libérame Señor y libera a tu pueblo.

Libera Señor de cualquier resentimiento que yo tenga en contra mía por todos mis errores y torpezas, por todas mis fallas y caídas ¡saca Señor todas mis frustraciones en tu Santo Nombre y cúbrenos con tu Preciosa Sangre y libéranos Señor!

Sana Señor de cualquier resentimiento que llevemos en contra tuya por habernos sentido ofendidos con nuestro destino, el cual es tu Santa Voluntad.

En tu Santo Nombre cúbrenos con tu Preciosa Sangre y libéranos Señor. 

Señor Jesús vengo humildemente ante tu cuerpo Crucificado, ahí donde tu recibiste todas las consecuencias de nuestro pecado, nuestras enfermedades y nuestras debilidades y la muerte. 

Señor Jesús en tu Santo Nombre humildemente imploro tu Misericordia, y te pido por los méritos de tu Pasión, agonía y muerte, y por los méritos y las penas del Inmaculado Corazón de María que nos sanes, y que sanes a estos enfermos que están postrados en Oración, escuchando esta Oración. 

Ten compasión de nosotros, ten compasión de ellos y no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia.

Señor Jesús, tú eres el mismo ayer, hoy y siempre, en tu Santo Nombre te pido que pases con tu mano Santa sanando nuestras dolencias, ungiéndonos con tu Espíritu. 

Tu conoces nuestros problemas, sabes cuáles son nuestras enfermedades, sabes que enfermedades tienen ellos ¡sánalos Señor! ¡Sánanos Jesús! que en tu Santo Nombre Glorioso queden sanos en este momento.

Señor Jesús tú eres el Dios que nos sana: Hoy nos despojamos de nuestras enfermedades y te las entregamos a ti en tu Santo Nombre, para que dispongas de acuerdo a tu Misericordia; que no sea nuestra voluntad Señor sino la tuya. 

Haz tu trabajo Señor para la Gloria de tu Santo Nombre.

Sáname Señor Jesús por el poder de tu Santo Nombre ¡sánanos Señor Jesús por el poder de tu Nombre Glorioso!, por los méritos de tus Santas heridas, por los méritos de tu Preciosa Sangre. 

Amonesta sus enfermedades y derrama sobre nosotros la Gracia de la sanidad.

Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. 

Pongo toda mi confianza en ti porque tú tienes todo el poder de sanarme, porque eres nuestro Dios Misericordioso con caridad inigualable, porque me amas y hoy has traído la salvación a mi casa y a la casa de todos estos que están escuchando. 

Gracias Señor Jesús por tu Santo Nombre 
¡Gracias Señor Jesús! 
¡Gracias Virgen María por tu Intercesión!

Kyrie Eleison, Christe Eleison, Kyrie Eleison

Dios nuestro Señor Soberano de los siglos Omnipotente y Todopoderoso: tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola Voluntad; tu que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente, y que protegiste y salvaste a tus tres niños Santos.

Tu que eres doctor y médico de nuestras almas; tu que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos: has vana, expulsa, y pon en fuga a toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación Satánica, toda influencia maligna y todo maleficio, mal de ojo de personas maléficas y malvadas, realizadas sobre estos tus siervos. 

Has que en cambio de la envidia y el maleficio obtengan abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad. 

Tu Señor que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer, y visita estas pobres imágenes tuyas, mandando sobre ellas el Ángel de la Paz; fuerte y protector del alma y el cuerpo que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada. 

Todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas, de modo que debajo de ti, tu suplicante protegido te cante con gratitud: “el Señor es mi Salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre; no tendré temor del Mal porque tu estás conmigo” tu eres mi Dios, mi fuerza, mi Poderoso Señor. 
Señor de la Paz ¡Padre de los siglos futuros!

Sí Señor Dios nuestro ¡ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo! salva a tus siervos de todo daño o amenaza procedentes de maleficios, protégelos poniéndolos por encima de todo mal, por la Intercesión de la más que bendita y gloriosa Señora, la Madre de Dios y Siempre Virgen María, de los resplandecientes Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de los santos ángeles custodios y de todos tus Santos.

Espíritu del Señor: Espíritu de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, Ángeles, Arcángeles y Santos del Paraíso descended sobre mi, descended sobre estos ¡fúndeme Señor! modélame Señor ¡lléname de ti y utilízame! expulsa de mi y de todos los que están escuchándome todas las fuerzas del Mal ¡aniquílalas, destrúyelas! para que yo pueda estar bien y ellos también y hacer el bien. 

Expulsa de nosotros los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo, la infestación diabólica, la posesión diabólica, y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal y pecado.

Jesús: reclamo mi sanación y reclamo la sanación física de estos que me escuchan; reclamo la sanación espiritual.

Padre mío no me abandones. 

Jesús mío ¡ten Misericordia de mi! 

¡Espíritu Santo lléname, bendíceme y fortaléceme!

Señor Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en compañía de la Virgen María, de los Ángeles y de los Santos te bendigo, te alabo, te doy gracias y te glorifico, porque hoy está llegando la sanidad a nuestra casa, hoy está llegando la liberación. 

Hoy estás rompiendo las cadenas que nos amarraban, hoy has recreado tu Imagen Santa en nuestras almas. 

Hoy has triunfado una vez más.

¡Gracias Señor Jesús! ¡Gracias Jesús! 

¡Aléjate de aquí Satanás, tómate tu propio veneno!

Yo me cubro y cubro a todos estos con la Sangre Preciosa de nuestro Señor Jesucristo

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.
Alma de Cristo… Santifícame
Cuerpo de Cristo... Sálvame
Sangre de Cristo… Embriágame
Agua del costado de Cristo… Lávame
Pasión de Cristo… Confórtame
Oh buen Jesús… Óyeme
Dentro de tus Llagas... Escóndeme
No permitas… Que me aparte de ti
Del Maligno Enemigo… Defiéndeme
A la hora de mi muerte… Llámame y mándame ir a ti, para que junto con los Ángeles y los Santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. 

San Miguel Arcángel Príncipe de las Milicias Celestiales, con el Poder que Dios te ha conferido ¡ven con tu espada bendita a lanzar al Infierno a Satanás! y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal ¡líbranos Señor de todo mal!

Con el Poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, ato y amordazo a todos los espíritus malignos que están escuchándonos y junto a nosotros, y los envío a los pies de Jesucristo el Señor, para que El los envíe a su lugar y no regresen más.

La bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre Uds. y permanezca para siempre (Sacerdote)

Demos gracias al Señor porque es Bueno, porque es Eterna su Misericordia. Amén.


22 DE JULIO: FIESTA DE MARÍA MAGDALENA


María Magdalena: perseguida, criticada, calumniada, pecadora, arrepentida...
La apóstol de los apóstoles...
La historia de María Magdalena es una de las más conmovedoras del Evangelio y también de las más enigmáticas. Se debate si la mujer que relatan varios pasajes del Evangelio es una o tres mujeres:

1- La pecadora que unge los pies del Señor. (Lc., VII, 37-50).

2- María Magdalena, la posesa liberada por Jesús, que se integró a las mujeres que le asistían (Lc. VIII; Jn XX, 10-18) hasta la crucifixión y resurrección. 

3- María de Betania, la hermana de Lázaro y Marta. (Lc., X, 38-42). 

La liturgia romana, siguiendo la tradición de los Padres Latinos (incluyendo a Gregorio Magno) identifican los tres pasajes del Evangelio como referentes a la misma mujer: María Magdalena. La liturgia griega, siguiendo a los Padres griegos, sin embargo, las reconocen como tres mujeres distintas.  La cuestión sigue abierta.

El santoral litúrgico actual celebra a una sola: María Magdalena utilizando las referencias a su encuentro con Jesús resucitado. 

La Pecadora que unge los pies del Señor en Galilea

San Lucas hace notar que era una "pecadora pública" pero no especifica que haya sido una prostituta. 

Cristo cenaba en la casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con sus cabellos. Después le ungió con el perfume que llevaba en un vaso de alabastro. El fariseo interpretó el silencio y la quietud de Cristo como  aprobación del pecado y murmuró en su corazón.
Jesús le recriminó por sus pensamientos. Primero le preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a su acreedor: aquél a quien se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una suma menor. Y descubriendo el sentido de la parábola, le dijo directamente:

"¿Ves a esta mujer? Al entrar en tu casa, no me diste agua para lavarme los pies, pero ella me los ha lavado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; en cambio ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza y ella me ha ungido los pies. 

Por ello, te digo que se le han perdonado muchos pecados, pues ha amado mucho. En cambio, aquél a quien se perdona menos, ama menos". Y volviéndose a la mujer, le dijo: "Perdonados te son tus pecados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz". (Lc. 7)

La discípula de Jesús, liberada de siete demonios

En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles "y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios" (Lucas 8:2).  

Lucas no especifica ni niega que sea la misma pecadora que unge a Jesús, pero ciertamente se trata de una pecadora y es la misma persona que en Marcos 16:9 es testigo de la resurrección.  

La hermana de Marta y Lázaro, residentes de Betania

Más adelante Lucas narra que, en "cierta población", el Señor fue recibido por Marta y su hermana María. Probablemente las dos hermanas se habían ido a vivir a Betania con su hermano Lázaro, a quien el Señor había resucitado a petición de ellas. Dada la mala reputación que tenía María en Galilea no sería extraño que los tres hermanos se mudaran a Betania (Judea). 

Marta se ocupaba con afán de atender al Señor y le pide que dijese a su hermana que le ayudase, pues María estaba a los pies de Cristo para escuchar cuanto decía. El Señor respondió: "Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y sólo hay una necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada" (Lc. 10:41).  

Segunda unción con perfume

San Juan en el cap. 12 (cf. Mat., XXVI; Mc, XIV) identifica claramente a María de Betania como la mujer que, en la víspera de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, le ungió los pies y los enjugó con sus cabellos, de manera que "la casa se llenó del olor del perfume".  Esto ocurrió cuando Jesús cenaba con la familia de Lázaro en Betania. San Juan nos dice que Jesús los amaba. 

¿Es María de Betania también la protagonista de la primera unción ocurrida en Galilea?. Creemos que sí porque un capítulo antes de que ocurra la unción en Betania, es decir en Jn11,2, San Juan se refiere ya a esta María como "aquella que ungió los pies del Señor" (healeipsasa).

Si es así, María la pecadora se había convertido en contemplativa a los pies del Señor, escogiendo la mejor parte. San Juan pone de relieve el poder transformador de Jesucristo sobre las almas. La que era posesa ahora es contemplativa. Una profunda enseñanza sobre la misión de Jesucristo quien ha venido a perdonar y salvar a los pecadores. 

Tampoco faltaron criticas en la segunda unción. Judas se escandalizó, no por generosidad con los pobres, sino por avaricia, y aun los otros discípulos interpretaron la conducta de María como un exceso. Pero el Señor reivindicó esta unción como había hecho la anterior:

"¡Dejadla en paz! ¿Por qué la molestáis? Buena obra es la que ha hecho conmigo. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre. Esta mujer ha hecho lo que ha podido, adelantándose a ungir mi cuerpo para la sepultura. En verdad os digo que dondequiera que se predique este evangelio sobre la faz de la tierra, se dirá lo que ella ha hecho por mí". (Mt.26)

San Juan Crisóstomo comenta: "Y así ha sucedido en verdad. Por dondequiera que vayáis oiréis alabar a esta mujer . . . Los habitantes de Persia, de la India, . . . de Europa, celebran lo que ella hizo con Cristo

Al pie de la Cruz

En la hora del Calvario, mientras casi todos abandonan a Jesús, allí  estaba María Magdalena. ¡Cuanto se lo agradecería Jesús y la Virgen María!   "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena". Juan 19:25

Entre las que siguieron a Jesús en Galilea ahora siguen a Jesús al Calvario

"Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estabanMaría Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo". Mateo 27:55-56

Sentada en el sepulcro

Después que José de Arimatea entierra a Jesús y se fue, María Magdalena quiso quedarse. "Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro". -Mateo 27:61  

Es coherente pensar que quién tuvo el amor y la valentía de exponerse para lavarle al Señor los pies con su cabello fuese capaz de estar con el en la cruz y después permanecer amorosamente ante su cuerpo yacente.  

Da testimonio de Cristo Resucitado

María Magdalena, con la otra María fueron las primeras en ir al sepulcro el domingo de Resurrección: "Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro" (Mateo 28:1)  Iban con los perfumes para embalsamarlo... 

Descubrieron así que alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor.  
"Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios". (Marcos 16:9)

María Magdalena, la pecadora convertida en contemplativa, fue la primera que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. 

Jesús la llamó: "¡María!" Y ella, al volverse, exclamó: "¡Maestro!" Y Jesús añadió: "No me toques, porque todavía no he subido a mi Padre. Pero ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Jn 20:17)  

El hijo de Dios quiso enseñarnos el alcance de su amor y de su poder redentor santificando a una pecadora, adentrándola en su infinita misericordia y enviándola a anunciar la resurrección a los Apóstoles.

María Magdalena es gran ejemplo para todos. No se dejó paralizar ni por sus pecados del pasado ni por las opiniones humanas. Creyó de todo corazón en las promesas del Señor y alcanzó la meta. Aquella de quién Jesús dijo que se adelantó para "ungir su cuerpo para la sepultura", no puede ahora ungir Su cadáver porque ha Resucitado.
Aquella de quién dijo que "dondequiera que se predique el evangelio se dirá lo que ha hecho por mi" no podía ahora ser excluida del Evangelio porque es la primera persona testigo de su principal evento: La Resurrección del Señor. A la que mucho amó mucho se le perdonó y mucho continuó amando hasta llegar a participar en la gloria del Señor.  

Tradiciones sobre la vida posterior de María Magdalena

La tradición oriental afirma que, después de Pentecostés, María Magdalena fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. A mediados del siglo VIII, San Wilibaldo visitó en Efeso el santuario de María Magdalena.  En el 886 fueron llevadas sus reliquias a Constantinopla.

Según la tradición francesa muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza, Francia y pasó los últimos treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de La Sainte Baume. 

Poco antes de su muerte, fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.

La primera mención del viaje de María Magdalena a la Provenza data del siglo XI, a propósito de las pretendidas reliquias de la santa que se hallaban en la abadía de Vézelay, en Borgoña. Pero la leyenda no tomó su forma definitiva sino hasta el siglo XIII, en la Provenza. 

A partir de 1279, empezó a afirmarse que las reliquias de Santa María Magdalena se hallaban en Vézelay, en el convento dominicano de Saint-Maximin. 

Todavía en la actualidad es muy popular la peregrinación a dicho convento y a la Sainte Baume. 

Pero las investigaciones modernas, especialmente las que llevó a cabo Mons. Duchesne, han demostrado que no se pueden considerar como auténticos ni las reliquias, ni el viaje de los amigos del Señor a Marsella. 

Así pues, a pesar de los clamores de la tradición local francesa, hay que confesar que se trata de una fábula. Volvamos pues al Evangelio.  

La pecadora fue perdonada por Jesús. Se cumplió en ella el Salmo 51 "Un corazón humillado y arrepentido, Dios nunca lo desprecia".

María Magdalena es la mujer que fue fiel a Jesús hasta el final y que El escogió para ser testigo de la Resurrección ante los apóstoles.

Santa María Magdalena, ruega por nosotros.

Bibliografía
Butler; Vida de los Santos.
Pope, Hugh; Catholic Encyclopedia, Vol IX. 1910
Sálesman, Vida de los Santos 
           

UNA MUJER PECADORA UNGE A JESÚS


36 Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa.[a] 37 Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38 Llorando, se arrojó a los pies de Jesús,[b]de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.

39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora».

40 Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta:

―Simón, tengo algo que decirte.
―Dime, Maestro —respondió.

41 ―Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata,[c] y el otro cincuenta. 42 Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?
43 ―Supongo que aquel a quien más le perdonó —contestó Simón.
―Has juzgado bien —le dijo Jesús.

44 Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón:

―¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. 45 Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume. 47 Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados.[d]Pero a quien poco se le perdona, poco ama.

48 Entonces le dijo Jesús a ella:

―Tus pecados quedan perdonados.
49 Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: «¿Quién es este, que hasta perdona pecados?»
50 ―Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.

Lucas 7: 36 - 50

El padre Ángel María Montaña y sus sermones sabios y maravillosos:

¿Cuál es la Paz de Cristo? 

No es la paz de los millones, ni la paz de las armas, ni la paz de las guerras, ni la paz de los poderosos... 
La Paz de Jesucristo es una Paz maravillosa, un regalo, un don de Dios, la PAZ de Nuestro Señor Jesucristo.
Nuestro Señor Jesucristo: la paz os dejo, la paz os hoy... no les doy la paz del mundo... la paz de Jesús es la verdadera paz.
La Paz de Nuestro Señor Jesucristo es la Paz del Amor, de la Luz, la Paz del Hijo de Dios, del Dios encarnado hecho hombre que venció al MAL... a la OSCURIDAD... a las TINIEBLAS... 
La paz que nos da el poder de las llagas de Jesús,  de la sangre de Jesús y su dolorosa pasión Nuestro Señor Jesucristo venció al ENEMIGO.

Y la Paz que nos da Jesús es la CERTEZA de que estando siempre con ÉL siempre será vencido el MAL.