Mi amado Carlín, cuanta falta me haces Papá.
Dios me ha dado fuerzas y vida para vivir sin tí.
No era concebible para mí vivir sin tí,
hice tantas locuras y tú me rescatabas siempre,
con esa intuición, esa inteligencia y ese amor tan grande,
me dejabas vivir, aunque fuiste un sobre protector,
y cuando veías que ya estaba bueno el ensayo,
me sacabas de ahí y me curabas mis heridas
y me renovabas con vida y alegría.
Eras como el padre misericordioso de la parábola del
Hijo Pródigo: solo amor.
Carlín me diste de todo... la hija consentida y dilecta...
No me criticabas nada, eramos tan parecidos,
dos Espíritus Libres.
ay Papá, como quisiera que estuvieras conmigo,
perdóname y gracias por tanto amor,
gracias por el tiempo, por todo
Papá, te extraño, con el alma y el corazón.
Como extraño tu alegría, tu música,
cantando y tocando piano,
las rancheras, los boleros, el merengue,
el vozarrón que se escuchaba por todo lado,
y esa ternura infinita y entrañable,
ya perdí la cuenta de todas las veces
que me haces falta...
Mi amado padre, cuídame desde el Cielo siempre.
Espero que ya estés en el Cielo intercede por mí
ante Dios Padre todopoderoso,
pídele que me de siempre
sabiduría y un corazón lleno de amor y misericordia,
que el Espíritu Santo me de fortaleza, paciencia, prudencia, sencillez, mansedumbre y humildad y que yo siga cumpliendo con la misión de servir con alegría.
Que siempre sea una mujer sabia, una mujer que edifica, una mujer llena de paz, amor y alegría.
Con el cariño entrañable de siempre,
Tu Patín.
