Sin planearlo mucho y de manera
sorpresiva he regresado a Cartagena de Indias, esta hermosa y mágica ciudad,
donde están presentes la historia india, española y negra de Colombia.
Es la primera vez que viajo
sola a Cartagena, tenía mucho miedo. Es extraño he estado sola, en otro
continente, en un país muy lejano al mío, en ciudades y con gente que no
conozco y me daba mucho miedo ir a Cartagena de Indias.
Ir a Cartagena es un plan de lo
más familiar y turístico que hay en Colombia, la primera vez que ví el mar y
nadé en él, fue en Cartagena, fui con mi familia y cuando salí de Bogotá,
viajaba una mujer con los pedazos de la inocencia de la niña que fui, llevaba
una tristeza tan grande en el alma y en el corazón, esa tristeza que se robó
por muchos años la alegría de mi mirada, todos me decían que bonita que es,
pero que mirada tan triste.
Luego de disfrutar Cartagena de
Indias de día y de noche, de recorrerla en chiva y en coche, de tomar una
cerveza en la Plaza de Santo Domingo, comer delicioso en el Club de Pesca y en
La Fragata, de estar en San Pedro de Majagual en las Islas del Rosario y
descubrir que el paraíso existe, me juré a mi misma que todos los años iba
a conocer un lugar nuevo y maravilloso y que jamás volvería a sufrir por
un hombre.
Ese viaje por primera vez a
Cartagena de Indias fue sanador, volví irreconocible, el mar se llevó la
tristeza y volvió una mujer llena de trenzas y alegría, volvió la
mujer que Cartagena de Indias transformó, y se dio cuenta que hay mucho
que conocer en este mundo y que la vida también es para disfrutarla.
Luego de muchos años volví a
Cartagena, viajamos por tierra, ida y vuelta con mi madre, para conocer a una
persona que ha cambiado mi vida profesional de manera positiva y disfruté
muchísimo ese viaje con mi madre.
He vuelto a Cartagena de Indias
y a quien se le ocurre que se puede sentir stress en Cartagena de Indias y lo
sentí.
En fin, este viaje tiene algo
especial también con mi vida profesional, conocí gente nueva, compartí
con gente que trabaja lo mismo y me encantó, me sentí feliz con gente que ha
elegido como camino este camino de la paz.
También estuve sola, caminé y
disfruté el centro histórico sola y me di cuenta que algo he aprendido en
mis viajes por sitios tan lejanos sola, me compré ropa, porque ya no soy la
misma, ahora estoy más viejita, pero no importa, me sentí feliz de nuevo en
Cartagena de Indias con la sensación extraña de no estar con quienes tanto amo
y quiero en el lugar más hermoso del mundo: Cartagena de Indias, la
Heroica.