Hoy domingo presencié dos actos maravillosos de amor y
bondad por parte de dos hombres desconocidos hacia una anciana y enferma mujer
que no podía ni subir, ni bajar sola del colectivo.
Uno de
ellos la ayudó a subir, a sentar, le alzó las cosas, se las ubicó, le pagó el
pasaje y le entregó las vueltas.
El otro
hombre la ayudó a bajar, la tuvo, se bajó del colectivo, la bajó, le bajó sus
cosas, le ubicó sus cosas y él regreso de nuevo al colectivo...
Hay que
reconocerle también al conductor, su humanidad y paciencia...
Estos
tres hombres actuaron como tres ángeles de Dios, como muchos de los ángeles
hombres y mujeres que Dios pone en el Planeta Tierra, en nuestros caminos para
que nos ayuden en el momento e instante preciso, personas desconocidas cuyo
corazón, pensamiento y acción están alineados con la Luz y el Amor y del
Universo.
Personas
así hacen
HERMOSA
Y HUMANA A BOGOTÁ!!!