Pasé unos días en Sevilla espectacular, regresé feliz a
Granada.
Sevilla me encantó, tiene un ambiente tropical y fiestero,
como las ciudades colombianas de tierra caliente que las atraviesa un río, la
gente es muy alegre y divertida, la ciudad es bellisima, imponente, monumental,
la catedral es espectacular, si en Granada hay flamenco, en Sevilla las
veinticuatro horas, se escuchan las palmas de las manos por todo lado y a todas
horas, los hombres de Sevilla son muy guapos y alegres, hasta me dedicaron una
canción: que tiene esa colombiana que me vuelve loco jajaja, yendo para La
Carbonería, que locura.
Aprendí nuevas cosas, caminé muchísimo, cené al estilo
sevillano con gente encantadora, disfruté de una deliciosa comida española con
toque colombiano, bailé, me reí (que novedad!), inauguré la primavera en este
lugar que lo viví con toda pasión, asombro y fuerza, fue un viaje lleno de peripecias
y alegría, me divertí un montón, en Sevilla cumplí dos meses de estar en
España, dí gracias a Dios por estar en Sevilla porque una parte de esa alegría
que tenemos en Colombia tuvo que salir de allí.
Este viaje fue temerario, me fui a Sevilla en puente, sin
saber a donde me iba a quedar, encontré un lugar libre a la medianoche y luego
me perdí, ay Dios, ahí aprendí que hay que pedir una tarjeta y preguntar y
preguntar, porque mi sentido de la orientación es de efecto super retardado.
El lugar de Sevilla que más me gustó, porque tiene mucho
encanto, es entre el Puente de San Telmo y el Puente de Isabel la II (Triana) y
el Río Guadalquivir pasando, la obra de Dios en medio de la obra del hombre.
Sevilla es maravillosa, hermosa, musical, histórica y
artística, sencillamente fabulosa.